La creatividad se abría camino en mis quehaceres infantiles. Me encantaba dibujar, pintar, inventar historias, hacer manualidades, de todo tipo, crear vestidos para mis muñecas… ¡siempre tramando algo! Gracias a mis padres, combiné mi formación académica con la formación musical, lo cual enriqueció mi educación al máximo.
Una vez finalizado el bachillerato de ciencias (el que más salidas tenía, según todo el mundo), tocaba elegir carrera. A la vez acabé mis estudios de Grado Medio en la especialidad de Violín. Eso complicaba el camino a elegir, mi corazón se dividía…
Mi primera “locura” fue elegir Bellas Artes, en contra de todos los pronósticos… Con el apoyo de mis padres y uno de mis profesores, preparé la prueba de acceso a la facultad e inicié “mi propio camino”. Fueron años de trabajo, pero ¡lo disfruté a tope! Sentí que era lo mío, me encontraba cómoda en cualquier asignatura… Aunque desde el principio supe que me especializaría en diseño.
A pesar del poco tempo que me quedaba libre, nunca dejé de lado mi otra pasión, mi música y mi violín…
El último año fue duro. Perdí a mi padre de 56 años de edad tras años de lucha contra un cáncer de páncreas. No sé cómo ni de dónde saqué la fuerza para seguir adelante…, pero lo hice. Acabé mi licenciatura con Matrícula y me otorgaron el Premio Extraordinario Fin de Carrera. A final de curso llamaron a una de mis profesoras solicitando un becario de diseño gráfico en una agencia. ¡Me recomendaron y me eligieron! Allí di mis primeros pasos como diseñadora gráfica… nunca lo olvidaré.
Desde entonces he trabajado en diferentes ámbitos del diseño (marketing, decoración, redes sociales…), en varias ciudades, en empresas privadas y también como autónoma por cuenta ajena. Y siempre con mi violín “a cuestas”, aprovechando los fines de semana para compartir mi música en eventos privados (principalmente en bodas y eventos familiares). He conocido muchas formas de trabajar y muchos tipos de clientes… Incluso sufrí periodos de crisis, como tantos de vosotros. Pues, tener una carrera, un máster y un expediente académico honorable, no asegura ningún futuro laboral cuando la situación económica del país no marcha bien. A pesar de ello, me esforcé y luché por “seguir del lado de la suerte”.
2017 fue para mí un año decisivo… Me di cuenta de qué es lo que quiero en mi vida y lo que no. A lo largo de mi carrera profesional, conocí a mucha gente en la misma situación: personas que se conforman con la “comodidad” de llegar a fin de mes, personas con sueños truncados y míseros sueldos, personas infravaloradas con un enorme potencial, personas que luchan sin descanso y con pocos medios… Y me di cuenta de que yo no estaba dispuesta a “acomodarme” sin intentarlo antes. Intentar emprender en solitario, crear un negocio adaptado a mí, a mi forma de ser, de vivir, que me permita ser creativa y compartir con el mundo lo que más me gusta (sin importar el doble y a veces triple trabajo que conlleva estar al frente). Sólo necesitaba reunir el valor y apoyo necesarios para cumplir mis sueños, con mis dos pasiones otra vez unidas.
En enero de 2018 tomé las riendas de mi vida, y hoy tengo la suerte de contarte que ya tengo mi propio negocio en marcha. Me llamo Elena Martínez, soy diseñadora gráfica y violinista. Dirijo mi propia empresa y disfruto haciendo lo que más me gusta: compartir creatividad a través de mis dos pasiones, el diseño y la música.
La expresión gráfica y musical cada vez está más presente en nuestras vidas, mejora nuestras vivencias, despierta emociones, sentimientos… Y hay momentos en la vida que no podemos dejar pasar. Os presento BE ALIVE.
2 Comentarios. Dejar nuevo
Orgullosa es poco!!!! No hace falta desearte suerte porque a alguien con tu talento y profesionalidad, no le es necesario. Deseando tener algún evento para contratar tus servicios!!
Gracias por tus palabras Angélica. Encantada de poder ayudarte en lo que necesites! Cuenta con ello 😉